En un mundo donde un aparato con luces, corriente o agujitas promete devolverte la juventud en 15 minutos al día, la pregunta es inevitable: ¿estamos ante una revolución estética… o simplemente ante otro cacharro más que acabará en el cajón con el rizador de pestañas olvidado?De máscaras LED a rodillos de microagujas, pasando por dispositivos que vibran, calientan, enfrían o te hablan más bonito que tu ex… la tecnología ha invadido el tocador con promesas tan tentadoras como dudosas. Pero, ¿realmente funcionan? ¿O nos estamos dejando llevar por la ilusión del milagro sin bisturí?Spoiler: he probado algunos. Y tengo cosas que contar.