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Egipto lo debe todo al barro

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Vale la pena jubilarse en Egipto

Turismo en Egipto

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Egipto es un país que deslumbra y desconcierta al mismo tiempo. Con una historia milenaria y una cultura vibrante, es un destino que deja huella, pero también plantea desafíos que no se pueden ignorar.

Lo bueno

  • Historia única: Pirámides, templos de Karnak y Lúxor, el Valle de los Reyes y el Museo Egipcio convierten al país en un museo al aire libre.

  • El Nilo: Un viaje en crucero por sus aguas muestra la vida rural y la magia que lo convirtió en el corazón de una civilización.

  • Paisajes diversos: Desde los arrecifes del Mar Rojo hasta el surrealismo del Desierto Blanco, Egipto sorprende más allá de las ruinas.

  • Gente y hospitalidad: Los egipcios son cálidos y acogedores; el té compartido es casi una invitación obligada.

  • Gastronomía: El koshari, el ful medames o los kebabs ofrecen un festín de sabores sencillos y auténticos.

Lo malo 

  • Desigualdad económica: Los contrastes entre pobreza extrema y lujo turístico son muy visibles.

  • Contaminación y caos urbano: El Cairo impresiona, pero su tráfico y suciedad pueden ser agobiantes.

  • Burocracia y corrupción: Trámites lentos y “baksheesh” (propinas) casi institucionalizadas forman parte del día a día.

  • Acoso callejero: Especialmente hacia mujeres, es un problema real que puede incomodar a los visitantes.

  • Turismo masivo: Aunque esencial para la economía, a veces resta autenticidad y afecta la conservación de monumentos.

En resumen: Egipto es un destino de contrastes: majestuoso y caótico, acogedor y desafiante. Viajar allí significa abrirse a una experiencia intensa, que mezcla lo mejor de la historia con las realidades de un país en transformación.

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