BREAKING
BEL
CHARLAS SIN FILTRO
No es que sea impuntual, es que mi vejiga es impaciente
La incontinencia urinaria es algo bastante común en la tercera edad, y usar compresas o absorbentes es una solución práctica y súper necesaria para muchas personas. Estas compresas ayudan a mantener la higiene, evitan situaciones incómodas y además son bastante discretas, para que nadie note nada raro.
Pero ojo, no es cosa de andar con compresas todo el día sin cuidado…
Si las usás mucho tiempo sin cambiar o sin prestar atención a la higiene, podés aumentar el riesgo de infecciones en la zona, especialmente si tu cuerpo ya anda un poco más débil o sensible. Por eso, lo importante es:
Cambiar la compresa con frecuencia, para que la piel respire y no se irrite.
Mantener una buena higiene, con limpiezas suaves y productos adecuados.
No dejar de consultar al médico si se siente algo raro o si la incontinencia se vuelve más frecuente o molesta.
Te lo digo porque lo viví en carne propia
A mí me pasó que, después de una operación y una infección, terminé con problemas de incontinencia. Fue un bajón total, no te voy a mentir. Pero gracias a que fui al médico a tiempo, logré controlar la situación y evitar que se complicara más. Porque, si no, habría acabado pareciendo un muñeco “Baby Alive” o un personaje de Rugrats, con accidentes por todos lados y cero dignidad. 😂
La clave está en cuidarte y no tener miedo
No hay que avergonzarse ni sentir que esto es el fin del mundo. Las compresas y absorbentes son herramientas que te ayudan a vivir con normalidad, comodidad y sin preocupaciones. La cuestión es usarlas bien, mantener la piel cuidada y pedir ayuda profesional cuando sea necesario.
Así que ya sabés: la incontinencia puede ser un tema delicado, pero con buenos hábitos y un poco de humor, se puede llevar con mucha más calma y hasta con estilo.
Cuando la vejiga decide ser la jefa
O ese momento épico cuando te pones a masticar y tu boca parece una orquesta desafinada:
“¡Crack! ¡Crunch! ¿Eso fue un diente o un huesito de pollo?”
Y no hablemos del hilo dental... que parece más bien un deporte de riesgo:
"¿Será hoy el día que logro pasar el hilo sin que se me queden atrapados los dientes como en una trampa para ratones?"
La saliva que ya no ayuda, y tu lengua se queda preguntando:
"¿Sabes qué? Creo que el café ahora sabe a... tierra mojada. ¡Gracias, edad!"
Pero oye, con un buen cepillado, visitas al dentista y cuidándote, la cosa se aguanta y sigues sonriendo (aunque sea con sonrisa de mapache por el desgaste del esmalte).
Así que, ¡ánimo! Que tener dientes quejumbrosos es casi un club exclusivo, y estamos dentro, ¡y con estilo!
Dientes en la tercera edad: soluciones con chispa
1. Cepillado ninja
No, no es para pelear con los malos, sino para esquivar los rincones imposibles de la boca. Usa un cepillo de cerdas suaves y haz movimientos suaves, como si estuvieras acariciando un gatito dormilón. Nada de frotar como si quisieras borrar un graffiti, que el esmalte se siente y se queja. Yo soy fan de cepillo electrico con sensor de sensibilidad para no borrar graffitis
2. Hilo dental con estilo
Si te da miedo el hilo, imagina que es una cuerda de guitarra y que tú eres el rockstar que la domina sin despeinarse. Pasa el hilo con calma y si se atasca, no tires como si fuera un cable eléctrico: mejor pide ayuda o cambia de técnica. ¡Sin drama!. Yo tengo retenedor en la parte de abajo y uso hilo especial para ello ademas de palillos super finos de farmacia
3. Visitas al dentista = cita VIP
Piensa en la consulta como tu momento “spa” dental. Llegas con tu mejor sonrisa (o la que tengas) y sales con recomendaciones y trucos que ni en Netflix. Y si te dan esos aparatitos o protectores, tómatelo como un accesorio fashion que sólo los verdaderos cracks pueden llevar. Una amiga me dijo una vez prefiero el ginecologo al dentista, si visitas habitualmente al dentista prefiero abrir la boca que las piernas. No se tu...
4. Dieta que enamora al diente
Claro, no todo es ensalada. Pero si quieres que tus dientes aguanten la fiesta más tiempo, evita los ataques de azúcar en modo ‘fiesta loca’ y dale más besos a frutas, verduras y agua. Y ojo con las bebidas ácidas: no es que los dientes quieran irse de vacaciones, pero el ácido les pone una fiesta que no les gusta.
5. La saliva, tu mejor amiga traicionera 🤫
Sí, la saliva baja, pero no la olvides. Mastica chicles sin azúcar (sí, esos que parecen caramelos de la infancia) para que ella se ponga las pilas y te ayude a mantener la boca fresca y limpia. Eso sí, cuidado con pasarte, no es para que te conviertas en un robot mascando chicle todo el día. Yo prefiero caramelos pero es cuestion de gustos
6. Reemplazos con actitud
Si algún diente decidió hacer vacaciones permanentes, no te preocupes: prótesis, dentaduras o implantes están ahí para salvar el show. ¡Y hay opciones tan cómodas y naturales que hasta tu perro pensará que tienes dientes de verdad! (O bueno, eso esperamos…)
Así que ya sabes, cuidar los dientes en la tercera edad no tiene que ser aburrido ni dramático. Con estos trucos y un poco de humor, tus dientes seguirán siendo los protagonistas de tu sonrisa... aunque tengan un poco más de experiencia que antes. Y si has sido lista y los cuidaste toda tu vida la recompensa esta servida.