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Desodorante en piel madura: el perfume de guerra

​Primero, lo básico pero poderoso:
🟣 Desodorante = adiós olor
🟢 Antitranspirante = adiós sudor Y olor

Los desodorantes no bloquean el sudor, solo neutralizan el mal olor causado por las bacterias que lo convierten en... digamos, una experiencia olfativa intensa. En cambio, los antitranspirantes sí interfieren en la producción de sudor (gracias a compuestos como las sales de aluminio que temporalmente bloquean los conductos sudoríparos).

Mi elección: la reina discreta, la piedra de alumbre 
¡Y qué elección tan top!
La piedra de alumbre es el Gandalf del desodorante natural: no deja pasar el mal olor y no molesta al resto del cuerpo.
🔹 Natural y minimalista: cero alcohol, cero fragancias, cero químicos irritantes.
🔹 Perfecta para piel sensible: sin ardor post-depilación, sin picor.
🔹 No mancha la ropa: ni halos blancos, ni aros amarillos.
🔹 No huele a nada: lo cual, en mi caso, ¡es una bendición total!
🔹 Efecto duradero: si te va bien con ella, puedes pasar el día como si tu axila estuviera en modo zen.

Es como llevar un amuletito mineral que te protege del drama. Y sin necesidad de perfumes que a veces se sienten como un coro de narices peleando en tu cuello.

¿Y si sudo mucho?
Si tu cuerpo es más estilo sauna de emociones y necesitas algo más fuerte, puedes explorar antitranspirantes clínicos, pero ojo: a veces vienen con efectos secundarios tipo irritación o bloqueo extremo que incomoda.

Pro-tip alternativo
¿Quieres algo intermedio? Hay desodorantes naturales con bicarbonato, manteca de karité y aceites esenciales suaves que pueden ofrecer un frescor un poco más “evolucionado” sin ser antitranspirantes puros.

Así que nada, colega, ¡larga vida a la piedra! Si algún día esa maravilla mineral se te cae y se parte, no lo tomes como mala suerte: es solo señal de que tu piel está feliz... y tu ropa también

Guía de supervivencia de axilas en la madurez

O ese momento épico cuando te pones a masticar y tu boca parece una orquesta desafinada:
“¡Crack! ¡Crunch! ¿Eso fue un diente o un huesito de pollo?”

Y no hablemos del hilo dental... que parece más bien un deporte de riesgo:
"¿Será hoy el día que logro pasar el hilo sin que se me queden atrapados los dientes como en una trampa para ratones?"

La saliva que ya no ayuda, y tu lengua se queda preguntando:
"¿Sabes qué? Creo que el café ahora sabe a... tierra mojada. ¡Gracias, edad!" 

Pero oye, con un buen cepillado, visitas al dentista y cuidándote, la cosa se aguanta y sigues sonriendo (aunque sea con sonrisa de mapache por el desgaste del esmalte). 

Así que, ¡ánimo! Que tener dientes quejumbrosos es casi un club exclusivo, y estamos dentro, ¡y con estilo!

Dientes en la tercera edad: soluciones con chispa

1. Cepillado ninja 
No, no es para pelear con los malos, sino para esquivar los rincones imposibles de la boca. Usa un cepillo de cerdas suaves y haz movimientos suaves, como si estuvieras acariciando un gatito dormilón. Nada de frotar como si quisieras borrar un graffiti, que el esmalte se siente y se queja. Yo soy fan de cepillo electrico con sensor de sensibilidad para no borrar graffitis

2. Hilo dental con estilo 
Si te da miedo el hilo, imagina que es una cuerda de guitarra y que tú eres el rockstar que la domina sin despeinarse. Pasa el hilo con calma y si se atasca, no tires como si fuera un cable eléctrico: mejor pide ayuda o cambia de técnica. ¡Sin drama!. Yo tengo retenedor en la parte de abajo y uso hilo especial para ello ademas de palillos super finos de farmacia

3. Visitas al dentista = cita VIP
Piensa en la consulta como tu momento “spa” dental. Llegas con tu mejor sonrisa (o la que tengas) y sales con recomendaciones y trucos que ni en Netflix. Y si te dan esos aparatitos o protectores, tómatelo como un accesorio fashion que sólo los verdaderos cracks pueden llevar. Una amiga me dijo una vez prefiero el ginecologo al dentista, si visitas habitualmente al dentista prefiero abrir la boca que las piernas. No se tu...

4. Dieta que enamora al diente 

Claro, no todo es ensalada. Pero si quieres que tus dientes aguanten la fiesta más tiempo, evita los ataques de azúcar en modo ‘fiesta loca’ y dale más besos a frutas, verduras y agua. Y ojo con las bebidas ácidas: no es que los dientes quieran irse de vacaciones, pero el ácido les pone una fiesta que no les gusta.

5. La saliva, tu mejor amiga traicionera 🤫
Sí, la saliva baja, pero no la olvides. Mastica chicles sin azúcar (sí, esos que parecen caramelos de la infancia) para que ella se ponga las pilas y te ayude a mantener la boca fresca y limpia. Eso sí, cuidado con pasarte, no es para que te conviertas en un robot mascando chicle todo el día. Yo prefiero caramelos pero es cuestion de gustos

6. Reemplazos con actitud 
Si algún diente decidió hacer vacaciones permanentes, no te preocupes: prótesis, dentaduras o implantes están ahí para salvar el show. ¡Y hay opciones tan cómodas y naturales que hasta tu perro pensará que tienes dientes de verdad! (O bueno, eso esperamos…)

Así que ya sabes, cuidar los dientes en la tercera edad no tiene que ser aburrido ni dramático. Con estos trucos y un poco de humor, tus dientes seguirán siendo los protagonistas de tu sonrisa... aunque tengan un poco más de experiencia que antes.​ Y si has sido lista y los cuidaste toda tu vida la recompensa esta servida.

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