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Depilación en la tercera edad. El regreso del pelo vengativo

​A cierta edad, el vello cambia tanto como una misma: se vuelve más escaso, más fino... o aparece donde menos se lo espera (¡hola, barbilla rebelde!). Pero tranquila, que la depilación sigue siendo una práctica totalmente válida y segura en la tercera edad, solo que —como con todo— conviene adaptarla al momento vital de la piel.

¿Qué tener en cuenta?
• La piel madura es más sensible. Se vuelve más fina y puede reaccionar con facilidad, así que se agradecen métodos suaves y poco invasivos.
• El vello cambia. Suele volverse más débil o desaparecer en algunas zonas… salvo excepciones testarudas (ejem, esos pelitos duros de la barba que brotan como mala hierba).
• Menos es más. Muchas personas descubren que apenas necesitan depilarse —un par de pasadas con la cuchilla al año, unas pinzas cazadoras cuando aparece un pelo traidor y listo. Y si no hay prisa, ni se nota.

Métodos recomendados
• Pinzas (alias: la herramienta de precisión)
Perfectas para esos pelitos rebeldes, duros y rizados que aparecen de forma solitaria. Terapéutico hasta cierto punto, ideal para tardes aburridas frente al espejo.
• Cuchilla ocasional
Rápida, sin dramas y suficiente si apenas hay vello. Un clásico funcional cuando te visitas a ti misma en el espejo 3 o 4 veces al año y decides “hoy toca”.
• Cremas depilatorias suaves
Si hay zonas donde molesta el vello y prefieres evitar tirones, existen fórmulas pensadas para pieles sensibles que hacen el trabajo sin agresiones.
• Láser, si te lo planteás
Aunque el láser puede ser menos eficaz en vello muy claro o escaso, sigue siendo una opción válida (sobre todo por comodidad e higiene). Lo clave es que el centro tenga experiencia con piel madura y ajuste la potencia y técnica.
• Cera: con cautela
No está prohibida, pero si tu piel está más fina o reactiva, mejor evitarla o dejarla en manos expertas (nada de hacerse la valiente en casa con cera caliente si ya una crema hidratante te deja roja).

En resumen:
La depilación después de cierta edad no es tanto una necesidad como una elección estética o práctica. Si te molesta un pelito, fuera. Si no, ahí se queda. Y si un día te aburres y sacás las pinzas, ¡pues también vale! Porque en la tercera edad, una ya se depila por gusto, no por protocolo (Nuestras parejas igual ni ven los pelos sin gafitas). 

Cuidados después de la depilación (sí, también a nuestra edad)
Depilarse puede ser rápido, pero la piel queda como diciendo “¿esto era necesario?” 😅 Así que un par de mimos después nunca están de más. Aquí van algunos cuidados sencillos y efectivos para que la piel no proteste:

💧 1. Hidratación al rescate
Después de cualquier método de depilación, la piel necesita recuperar su equilibrio. Un buen momento para aplicar:

.- Aloe vera: refrescante, calmante y natural. Ideal si hay enrojecimiento o picor.
.-Cremas hidratantes sin alcohol ni perfume: cuanto más neutras, mejor. La idea es nutrir, no irritar.

❄️ 2. Frescor inmediato
¿Sensación de ardor o calor? Un paño frío o agua termal en spray hace maravillas. Un mimo exprés que baja la inflamación y te deja como nueva.
🚫 3. Evitar sol y productos agresivos

Al menos durante 24 horas:
Nada de exposición directa al sol (y menos sin protector).
Fuera exfoliantes, perfumes o cremas con alcohol.
Mejor dejar que la piel respire y se recupere tranquila.

   4. Ropa cómoda, gracias
Evitar ropa ajustada o tejidos ásperos después de depilarte ayuda a que la piel no se irrite. ¡Ese día, que vivan las prendas suaves y sueltas!

¿Y si uso cuchilla o pinzas nada más?
Igual vale la hidratación. Aunque el proceso sea mínimo, un poco de crema después es un gesto de amor propio. Si arrancaste algún pelito con pinza y quedó la zona sensible, una gota de aloe o de aceite de caléndula puede venir bárbaro.

En resumen
Después de depilarte, tratá la piel como si fuera un poco caprichosa (porque lo es). Un poco de frescor, hidratación y descanso, y al día siguiente ya está lista para lo que venga... ¡pelito menos, mimos más!

La depilación en la tercera edad
¿Quién nos mandaría meternos en esto?

O ese momento épico cuando te pones a masticar y tu boca parece una orquesta desafinada:
“¡Crack! ¡Crunch! ¿Eso fue un diente o un huesito de pollo?”

Y no hablemos del hilo dental... que parece más bien un deporte de riesgo:
"¿Será hoy el día que logro pasar el hilo sin que se me queden atrapados los dientes como en una trampa para ratones?"

La saliva que ya no ayuda, y tu lengua se queda preguntando:
"¿Sabes qué? Creo que el café ahora sabe a... tierra mojada. ¡Gracias, edad!" 

Pero oye, con un buen cepillado, visitas al dentista y cuidándote, la cosa se aguanta y sigues sonriendo (aunque sea con sonrisa de mapache por el desgaste del esmalte). 

Así que, ¡ánimo! Que tener dientes quejumbrosos es casi un club exclusivo, y estamos dentro, ¡y con estilo!

Dientes en la tercera edad: soluciones con chispa

1. Cepillado ninja 
No, no es para pelear con los malos, sino para esquivar los rincones imposibles de la boca. Usa un cepillo de cerdas suaves y haz movimientos suaves, como si estuvieras acariciando un gatito dormilón. Nada de frotar como si quisieras borrar un graffiti, que el esmalte se siente y se queja. Yo soy fan de cepillo electrico con sensor de sensibilidad para no borrar graffitis

2. Hilo dental con estilo 
Si te da miedo el hilo, imagina que es una cuerda de guitarra y que tú eres el rockstar que la domina sin despeinarse. Pasa el hilo con calma y si se atasca, no tires como si fuera un cable eléctrico: mejor pide ayuda o cambia de técnica. ¡Sin drama!. Yo tengo retenedor en la parte de abajo y uso hilo especial para ello ademas de palillos super finos de farmacia

3. Visitas al dentista = cita VIP
Piensa en la consulta como tu momento “spa” dental. Llegas con tu mejor sonrisa (o la que tengas) y sales con recomendaciones y trucos que ni en Netflix. Y si te dan esos aparatitos o protectores, tómatelo como un accesorio fashion que sólo los verdaderos cracks pueden llevar. Una amiga me dijo una vez prefiero el ginecologo al dentista, si visitas habitualmente al dentista prefiero abrir la boca que las piernas. No se tu...

4. Dieta que enamora al diente 

Claro, no todo es ensalada. Pero si quieres que tus dientes aguanten la fiesta más tiempo, evita los ataques de azúcar en modo ‘fiesta loca’ y dale más besos a frutas, verduras y agua. Y ojo con las bebidas ácidas: no es que los dientes quieran irse de vacaciones, pero el ácido les pone una fiesta que no les gusta.

5. La saliva, tu mejor amiga traicionera 🤫
Sí, la saliva baja, pero no la olvides. Mastica chicles sin azúcar (sí, esos que parecen caramelos de la infancia) para que ella se ponga las pilas y te ayude a mantener la boca fresca y limpia. Eso sí, cuidado con pasarte, no es para que te conviertas en un robot mascando chicle todo el día. Yo prefiero caramelos pero es cuestion de gustos

6. Reemplazos con actitud 
Si algún diente decidió hacer vacaciones permanentes, no te preocupes: prótesis, dentaduras o implantes están ahí para salvar el show. ¡Y hay opciones tan cómodas y naturales que hasta tu perro pensará que tienes dientes de verdad! (O bueno, eso esperamos…)

Así que ya sabes, cuidar los dientes en la tercera edad no tiene que ser aburrido ni dramático. Con estos trucos y un poco de humor, tus dientes seguirán siendo los protagonistas de tu sonrisa... aunque tengan un poco más de experiencia que antes.​ Y si has sido lista y los cuidaste toda tu vida la recompensa esta servida.

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